IMAGINEMOS LA EDUCACIÓN EN EL AÑO 2030.
La revolución tecnológica
constante en la que nos vemos inmersos cambiará los sistemas educativos que
conocemos hasta hoy. Los colegios se convertirán en entornos interactivos y
cambiarán los modos de enseñar y de aprender. Los profes, padres y alumnos se
irán adaptando al cambio, arrastrados por la evolución de la comunicación, la
tecnología y las redes sociales.
Seguramente desaparecerán las
clases tradicionales, y los profesores actuarán de guías en el proceso de aprendizaje
del alumno. El currículo estará adaptado a cada alumno, en función de sus
habilidades y motivaciones personales. Seguramente para entonces, el idioma oficial
de comunicación y aprendizaje en los colegios será el Inglés y la principal
fuente del saber será internet, incluso más que los colegios.
Los horarios del colegio serán
flexibles y las materias y contenidos docentes se podrán impartir ON LINE. Los
criterios de evaluación ya no serán a través de exámenes, sino que se evaluará
de manera continua en las competencias básicas, dejando al alumno que profundice
según su nivel de interés por las diferentes materias.
Podría haber incluso Institutos virtuales
en los que los alumnos interesados se podrían matricular y asistir a sus clases
desde diferentes lugares del mundo. Este tipo de escuelas propiciarían un intercambio
cultural sin precedentes.
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